Me tomo el atrevimiento de postear unas líneas que hizo
llegar la compañera María Chaves.(los Galos de Asterix)
Liliana
Parotti
Mujer que le
crecieron las ideas
En el día de
ayer, falleció nuestra compañera Liliana Parotti. Sus ojos se cerraron después
de padecer durante cinco meses un cáncer terminal. Hoy por la mañana, en Carlos
Calvo casi esquina Combate de los Pozos, en la Ciudad de Buenos Aires, sus
compañeros y compañeras del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), en el
que ella militaba desde hacía diez años, le hicimos un homenaje de
lucha.
¡Qué mejor
manera de despedir a Liliana que con la presencia de Celia Martínez, obrera de
la textil Brukman, una de las protagonistas fundamentales del movimiento de
fábricas recuperadas que allá por el 2001 nos dieron una cachetada a miles de
jóvenes que nos despertamos viendo que las fábricas se pueden poner a producir
sin patrones! Que nos dijeron, nada más, ni nada menos, que “si podemos manejar
una fábrica podemos manejar un país”. Mientras en las universidades, sí en la
facultad “progre” de Sociales de la UBA, retumbaban en nuestros oídos las
palabras de reconocidos docentes (muchos de ellos setentistas) diciendo que la
clase obrera no existía, que asistíamos a tiempos del “fin de la historia y del
proletariado”, mientras sectores de la izquierda hablaban de “nuevos sujetos”,
las trabajadoras de Brukman decían presente retomando las mejores tradiciones
del movimiento obrero. Y allí, hoy, estaba Celia, conmovida, despidiendo a
Liliana. Leonor, Jury, Delicia, con una carta de la asamblea de trabajadores y
trabajadoras de Brukman que con cariño y respeto, nos devolvía a los presentes
una parte importante de lo que Lili había construido: un reconocimiento enorme
en un sector de la clase obrera que fue vanguardia en enfrentar la crisis del
2001, las obreras, mujeres, textiles de Brukman. No faltó el cálido saludo de
Raúl Godoy, dirigente del PTS y de la ex cerámica Zanon, enviado desde las
tierras neuquinas, y de Ivana Dal Bianco, del CEPRODH, compañera de nuestro
fallecido y querido Polo. Se hicieron presentes también compañeros de la
dirección nacional del PO y de Izquierda Socialista, y por la dirección del PTS
hablaron Guillo Pistonesi y Christian Castillo.
Quienes trabaron
una amistad con ella nos cuentan que la madre de Lili había sido una obrera
textil muy explotada y que a pesar de las dificultades Lili logró estudiar y
recibirse de contadora. Y claro, para quienes, como yo, no la conocimos tanto,
ahora se entiende más su talante firme, pero afectuoso, tenaz y persistente,
sensible, como quien vivió el sufrimiento de cerca y sabe, siente, ponerse en el
lugar de los demás.
Lili encontró su
lugar en el mundo, dijo Norberto, su compañero de vida y el padre de sus dos
hijos, en alusión a su militancia en el PTS, a su militancia revolucionaria. Sí,
a los 48 años Lili encontró su lugar en el mundo. Y entregó lo mejor de sí a la
causa de la revolución socialista.
Murió a los 58
años. Y aunque a esta altura del siglo XXI era joven para morir, su vitalidad no
era etaria. A su vitalidad la abonaban las fuertes convicciones. Quizá el motor
inicial, o uno de ellos, haya sido que no haya más mujeres explotadas como su
mamá, pero la experiencia de las jornadas revolucionarias del 2001 en Argentina
la llevaron a la lucha consciente por la revolución socialista. Liliana fue una
mujer a la que le “crecieron las ideas”. Una revolucionaria.
Para nosotros,
sus compañeros/as, Lili en un gran ejemplo de abnegación y compromiso. Pese a su
terrible enfermedad “no abandonó su puesto de lucha ni por un solo
instante”.
Es cierto que
las ideas por las que luchó están cada vez más vigentes. Pero a las ideas las
defienden personas de carne y hueso. Por eso hoy estamos tristes por su pérdida,
pero nos comprometemos, ante su recuerdo, a mantener más viva que nunca su lucha
por construir ese gran partido revolucionario mundial que acabe de raíz con este
sistema opresión y explotación.
Durante el acto
oímos algunas de las palabras de León Trotsky en una carta dedicada al
bolchevique georgiano Kote Tsintsadze luego de su muerte, que quiero
compartir: “Tsintsadze fue la viva
negación del arribismo político, es decir, de la tendencia a sacrificar los
principios, ideas y objetivos de la causa a los fines personales. Eso de ninguna
manera se contrapone con la sana ambición revolucionaria. No, la ambición
política cumple un gran papel en la lucha. Pero revolucionario es aquel que
subordina totalmente su ambición personal al gran ideal, aquel que se somete y
se hace parte de él. Durante toda su vida y en el momento de su muerte
Tsintsadze repudió sin misericordia el coqueteo con las ideas y la actitud
diletante hacia éstas por ventajas personales. Su ambición fue la inconmovible
lealtad revolucionaria. Que sirva de lección para la juventud
proletaria”
En esa misma
carta, Trotsky dice: “Es necesario enseñar a la juventud no sólo con fórmulas
teóricas sino también con ejemplos de tenacidad revolucionaria”. Lili fue, es, y
será, uno de esos ejemplos de tenacidad revolucionaria de los que hay tanto que
aprender.
María
Chaves
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